“En lo que requiere diligencia, no perezosos.” Romanos 12:11.

Hay oportunidades que se presentan solo una vez en la vida y no hay que desaprovecharlas, y para que esto sea posible, la Biblia nos dice que debemos ser diligentes.

La palabra griega para diligencia es spoude que significa “apresurarse a hacer algo, esforzarse, procurar con mucho deseo”. El consejo lo da el apóstol Pablo quien sabía muy bien aprovechar el tiempo. Nunca se lamentó por haber perdido una oportunidad para evangelizar, ayudar a otros, exhortar, aconsejar, predicar, enseñar o ser misericordioso.

Lo contrario a diligente, como se menciona en el versículo, es ser “perezoso”. En griego es okneros que da la idea de encogerse, retraerse, ser negligente. Muchas veces Dios nos presenta maravillosas oportunidades para crecer, aprender, corregir una falta, restaurar, hablar de Cristo a otras personas o ayudar a alguien y actuamos perezosamente.

El perezoso tiene la tendencia a postergar las cosas. Por ejemplo, a pesar de que dice que hará algo, siempre retrasa lo que prometió hacer. O comienza un proyecto y luego encuentra razones para no terminarlo o lo lleva a cabo a medias. Las personas que le rodean también se ven afectadas por actuar de manera descuidada. La pereza también hace ignorar las necesidades de los demás.

Necesitamos evaluar nuestras prioridades. Hay muchas cosas secundarias que podemos dejar para mañana, pero nunca las importantes. No permitas que la pereza detenga tu crecimiento, afecte tus relaciones, te haga perder tus buenos hábitos espirituales y abandones el servicio al Señor.

El Señor espera que vivamos con determinación y que trabajemos con diligencia; ser perezosos y hacer mal las cosas daña nuestro testimonio.

“El alma del perezoso desea, y nada alcanza; mas el alma de los diligentes será prosperada.” (Proverbios 13:4).

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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