“¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.” Isaías 49:15.

El amor de una madre es digno de admirar. Hay una fuerza especial dentro de ellas que las impulsa a levantarse cuando su bebé llora, aunque eso las mantenga despiertas casi toda la noche. A la hora de defender a sus hijos, su instinto de protección es más fuerte y determinante que el de una leona con sus cachorros. Y cuando sus hijos atraviesan momentos de tristeza, no pueden dejar de abrazarlos y llorar junto a ellos. Pasarán los años y el instinto de madre nunca morirá.

Sin embargo, puede haber excepciones. Madres adolescentes que no saben qué hacer con sus vidas, otras atrapadas por una adicción, abrumadas por problemas emocionales profundos, alteraciones mentales. Situaciones con las que ningún hijo quisiera convivir.

Según el profeta Isaías, una madre nunca olvida a sus hijos, y si fuera el caso, hay Alguien que jamás olvida a ninguno de sus hijos. No hay nada que lo altere, nada que cambie su manera de pensar, nada que haga inestable sus emociones o le haga perder la memoria. ¡Dios nunca olvida a ninguno de sus hijos!

Cada uno de nosotros somos especiales para el Señor. ¡Cómo no serlos si Él mismo nos ha formado! “Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas”. Sal. 139:16. Sabe cuáles son nuestras fortalezas, pero también nuestras debilidades y aun así nos ama incondicionalmente.

Cuántas veces nos ha sucedido que durante tiempos difíciles ponemos nuestra mirada en las circunstancias y nos olvidamos que arriba está nuestro Padre. Comenzamos a sentirnos solos, luchando a nuestra manera, creyendo que Dios se ha olvidado de nosotros. Sin embargo, hay una voz interior que nos sigue diciendo: “Aunque se olviden de ti, Yo nunca lo haré”.

¿Crees que estás solo, que estás luchando sin ayuda? ¿Alguien te ha dicho que Dios no se ocupa de ti? ¿A quién le estás creyendo? Dios nunca miente. Si dice que jamás se olvida de ninguno de sus hijos, esa es la verdad.

Comienza este día creyendo que estás bajo su amada presencia y deja que tu corazón lo experimente una vez más. Otros pueden olvidarse de ti, pero Dios nunca lo hará.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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