“Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.” Romanos 6:11.

“Sé lo que debo hacer de acuerdo con la Palabra de Dios, pero en este momento me conviene hacer otra cosa…” ¿Has pensado alguna vez de esta manera? Hay cosas que nos atraen, nos seducen, y por naturaleza hacemos lo que nos dijeron que era peligroso y mortal. Ay… nuestra “carne”, parece que no hay remedio para nuestras debilidades.

Sí, hay remedio, pero no está en este mundo, ni en nosotros mismos, sino en la persona del Espíritu Santo. Sin Él es imposible, aunque lo intentemos muchas veces. Pero será siempre una coparticipación con Él. Hay una parte que debemos hacer nosotros, y el apóstol Pablo lo expresa de esta manera: “Debemos considerarnos muertos al pecado”.

La palabra “considerar”, en griego logízomai, significa “tener por cierto, concluir, tomar en cuenta, pensar”. Se refiere a recordarnos a nosotros mismos las decisiones que tomamos. De hecho, esta palabra está relacionada con logos, que significa “algo dicho, inclusive en el pensamiento; palabra, plática, discurso”.

A la hora de la tentación debemos recordar, traer a nuestra mente el compromiso que hicimos con el Señor: “Soy un hijo de Dios y vivo para Él. No voy a ser un juguete del diablo. Sé que las consecuencias de una mala decisión serán desastrosas. ¡Espíritu Santo, toma el control, ayúdame a vivir para agradar a Dios!”

Cuando te enfrentes a la próxima tentación, considérate muerto al pecado. Si has alimentado tu relación con el Espíritu Santo, tus deseos estarán sometidos a Él y te ayudará a vencer. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Cor. 5:17).

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

compartir por messenger
compartir por Whatsapp