“Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”. Marcos 10:13-14.

Tendemos a pensar que el mensaje del evangelio es para los adultos y que los niños deben dedicarse a cantar y pintar dibujos de Jonás y el gran pez… Los discípulos tenían esta tendencia, y cuando llegaron los padres con sus hijos para que el Señor los bendijera, se pusieron en la puerta para  impedirles el paso. Puedo imaginarme el momento: “¡Lo sentimos, solo mayores de edad pueden tocar a Jesús! ¡No contamos con guardería! ¡Lleven a los niños a jugar con María Magdalena…!”

Cuando Jesús escuchó lo que estaba pasando, dice la Biblia que se indignó. Esta palabra en griego significa “sentir irritación; enojarse; mostrar señales de dolor, pesadumbre, sentirse disgustado”. Jesús no se enojó solamente con los comerciantes del templo, también se irritó tremendamente cuando impidieron que los niños se le acercaran.

Si Jesús no se hubiera enojado de esa manera, tal vez no hubieran aprendido la lección. Jesús prefería mil veces tener a su lado a niños preguntones, inquietos, sonrientes y divertidos que a gente como los fariseos y religiosos que solo le cuestionaban y condenaban por hacer el bien.

Jesús aprovechó la situación para poner a un niño como ejemplo al decir: “De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él”. Marcos 10:15. Para entrar al reino de los cielos es necesario volverse como un niño en el modo de pensar, de buscar y de creer.

Cuando crecemos nos volvemos más desconfiados, críticos, autosuficientes. Somos más incrédulos y buscamos un justificativo para cada cosa mala que hacemos. Con esas actitudes no podemos venir a Jesús. Él busca corazones humildes, dependientes y sobre todo con una fe sincera.

“Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía” (v. 16). ¡Qué hermosa imagen! ¿Puedes visualizar a Jesús abrazando a cada niño y extendiendo sus manos para bendecirlos? ¿No sientes deseos de ser tú quien reciba el toque de Jesús? Acércate al Señor con la sencillez de un niño.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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