“Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Que tu buen espíritu me lleve por un camino recto”. Salmo 143:10.

David expresa en este Salmo una virtud indispensable para crecer: ser enseñables. Una persona es enseñable cuando está dispuesta a aprender. Si no estamos dispuestos a aprender, tampoco estamos dispuestos a crecer.

La enseñabilidad no se relaciona con nuestro cerebro sino con nuestro corazón. Podemos ser muy inteligentes, pero si no somos lo suficientemente humildes para aceptar que podemos aprender de otros, entonces tenemos muy pocas probabilidades de crecer. Por ejemplo, Salomón fue muy sabio, pero no fue enseñable en los últimos años de su vida.

Si quieres recordar a personas enseñables en la Biblia piensa en Abraham, José, Samuel, Daniel, Job, Pedro, Pablo… y nuestro máximo modelo: Jesús.

Esta virtud se puede observar en las personas que saben escuchar un consejo espiritual, que admiten sus errores e intentan no repetirlos, que prefieren preguntar antes que hacer afirmaciones sin fundamento, que persiguen la excelencia, que evalúan permanentemente su corazón con humildad.

Si queremos crecer en nuestra capacidad de ser enseñables, debemos tener en cuenta estos consejos de la Palabra de Dios:

– Ser humildes. Proverbios 11:2.
– Buscar instrucción activamente. Proverbios 4:7-9,13.
– Aprender de los maestros adecuados. Proverbios 13:20.
– Aceptar la corrección y aprender de nuestros errores. Proverbios 15:31.
– Tomar la Palabra de Dios como regla de fe y conducta. Salmo 119:33-35

Si estás dispuesto a aprender, el Espíritu Santo está siempre dispuesto a enseñarte. Persigue el crecimiento cada día y evita las cosas que lo impidan.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

compartir por messenger
compartir por Whatsapp