Cuando hay crisis generalizada, Dios siempre hace una diferencia con su pueblo. Esto fue muy notorio para Israel cuando Dios envió sobre los egipcios diez plagas.

En la anteúltima plaga, Faraón y su pueblo estaban rodeados de tinieblas. A Amón-Ra, el dios sol y jefe de los dioses egipcios, le “fallaron sus poderes” porque no pudo detener esta misteriosa oscuridad durante tres días completos. No había luz afuera, ni adentro de las casas. Encendían velas, lámparas, fogatas, y nada podía atravesar la oscuridad. Según el registro bíblico, las tinieblas eran tan densas “que se podían palpar”.

No encontramos en ningún libro de historia que alguna vez haya pasado algo como esto. Esta plaga paralizó literalmente a todo Egipto. Bueno, a todos no… ¡El pueblo de Dios tenía luz en sus casas!

Éxodo 10:22-23: “Y extendió Moisés su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto, por tres días. Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días; mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones.”

La Biblia dice que antes de venir a Cristo estábamos en tinieblas, pero eso cambió cuando nos arrepentimos de nuestros pecados y confesamos a Jesús como nuestro Salvador. Ahora, como hijos de Dios, debemos dejar que Su luz brille en nosotros y aquellos que aún viven en oscuridad sean atraídos a Jesús.

Una de las estrofas de una canción cristiana muy conocida dice: “Una cosa es estar vivo y otra cosa es ver la luz, las tinieblas se disipan en el nombre de Jesús.” ¡Aleluya! Los que hemos puesto nuestra confianza en Jesús sabemos lo que significa esto.

En medio de tantos temores y preocupaciones, asegúrese que la luz de Cristo brille a través de sus palabras, conducta y decisiones.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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