Mi amado Dios, que grandioso es poder levantar y saber que tu estas presente. Me acerco a tu presencia, reconociendo que tú eres el único Dios, el creador del universo, mi padre protector y amado. 

Señor, ahora que está por comenzar mi día, por comenzar mi rutina, me presento delante de ti, pidiéndote que me guíes en todo lo que haré el día de hoy. 

Amado Dios, no quiero caminar más bajo mi propia lógica, quiero que tu espíritu santo guíe mis pasos. Bendice mi entrada y mi salida, bendice mi trabajo, mi familia y mi hogar. 

Declaro que hoy será un buen día, vivo a la expectativa de la fe, creyendo que lo sobrenatural llega a mi vida, en el nombre de tu amado hijo Jesús, ¡Amén! 

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