“Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado… Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses.” Daniel 3:19, 25.

Sadrac, Mesac y Abed-nego habían desafiado al rey. Mientras todos se arrodillaban con orgullo ante la estatua del monarca, estos tres valientes decidieron mantener su postura de fe a pesar de la presión social, política y religiosa. Ellos sabían que solo podían adorar a Dios, al Creador de todas las cosas.

Estos tres amigos de Daniel no estaban pensando que el rey haría una excepción con ellos porque eran hijos de Dios. Había un horno de fuego muy real esperando a los que desobedecieran las órdenes oficiales. Y esto fue lo que respondieron frente a esta amenaza: “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado” (vs. 17-18). Vuelve a leer otra vez estos versículos. ¿Notaste la frase “y si no”? Ese “y si no” significa que estaban dispuestos a enfrentar la muerte porque nunca cambiarían sus convicciones.

¿Seríamos capaces de ponernos en sus zapatos? ¿Obedeceríamos a Dios o nos rendiríamos ante las presiones? La amenaza de un horno de fuego es algo poco probable en nuestro tiempo, pero todos los días enfrentamos presiones que demandan de nosotros una decisión: Mantenernos firmes en lo que creemos o darle la espalda a Dios.

¿Conoces el final de la historia? El mismo ángel de Dios se paseó en medio del fuego con estos tres valientes. Fueron librados, no “del” fuego, sino “en” en el fuego. ¡Aleluya!

El diablo quiere que te doblegues ante sus ídolos contemporáneos, que cedas a las tentaciones, que retrocedas en tu compromiso con el Señor, pero Dios promete ayudarte y estar a tu lado en medio de tus luchas. Esta es su promesa: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni las llamas arderán en ti. Yo soy el Señor, tu Dios. Yo soy tu Salvador…” (Isaías 43:2-3ª).

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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