“Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas… Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron…Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas.” Éxodo 15:23-27.

Israel había visto la mano poderosa de Dios secando el Mar Rojo para que cruzaran al otro lado, y luego haciendo que las aguas recuperaran su curso normal y sepultaran a todo el ejército egipcio. Un milagro tremendo, pero había que seguir adelante y atravesar el desierto para llegar a la tierra de la promesa.

No hay tierra de leche y miel sin antes pasar por tierra seca y amarga. “¿Falta mucho para llegar? El GPS dice que no hay gasolineras en los próximos ¡mil kilómetros!” “Los chicos están cansados y aburridos. Aquí no hay wi-fi”. “A la abuela le duele la cintura y tiene sed”. “¡Ya no tenemos agua… buaaaa!”. ¿Te imaginas lo que habrá sido llevar a este pueblo a la tierra prometida?

Aunque ellos no lo sabían, Dios había preparado una parada maravillosa con setenta palmeras y doce fuentes de agua. Un verdadero oasis en el desierto, pero antes Israel debía pasar por Mara. El agua de ese lugar no se podía beber porque era amarga, y en vez de clamar a Dios por ayuda, el pueblo siguió quejándose. Sin embargo, Dios les mostró una vez más que estaba cuidándoles e hizo que las aguas se volvieran dulces. Un nuevo milagro que no detuvo las murmuraciones. Uf… complicado. Y ya te adelanto que ni siquiera Elim detuvo las quejas.

Tal vez no somos tan diferentes a los israelitas. Empezamos proyectos confiando en el Señor, pero ante la primera adversidad nos detenemos a protestar. Las quejas y la murmuración nos estancan, nos paralizan, nos consumen las fuerzas y no nos permiten ver que después de “Mara” hay un “Elim”. Dios siempre tiene los recursos necesarios para sacarnos de la amargura temporal. Siempre hay respuestas cuando le buscamos de la manera correcta.

El oasis está muy cerca. Ya falta poco para llegar a “Elim”. No te quedes estancado en la amargura y las quejas. Entrégale a Dios lo que te molesta, lo que te ha desgastado y te ha quitado las energías y sigue avanzando. Mira hacia adelante. El lugar de descanso y calma que el Señor preparó para ti puede estar más cerca de lo que crees.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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