“Y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido.” Daniel 10:19.

Sabemos lo que significa enfrentar un día sin fuerzas. Aunque tomemos café y abramos las ventanas para que el aire nos despeje, todo nos cuesta el doble. Los motivos pueden ser muy variados. Podemos sentirnos físicamente agotados por alguna actividad intensa, o también debido a alguna enfermedad. Hay situaciones que nos agotan emocionalmente, como relaciones rotas, personas difíciles, estrés laboral… Mentalmente también podemos desgastarnos. Y por supuesto espiritualmente. Las batallas contra el mismo diablo nos roban fuerzas.

Daniel sabía muy bien lo que era quedarse sin fuerzas, pero en el pasaje citado, nos descubre cómo recuperarlas.

Al ir a la presencia de Dios en oración, él escuchó estas palabras: “Esfuérzate y aliéntate”. Es interesante notar que en hebreo se usa la misma palabra para las dos. Esta palabra, kjazác, significa “fijarse en, ser fuerte, valiente, abrazar, afirmar, ceñirse, echar mano, reforzar, resistir, estar resuelto”. Este fue el mensaje que recibió Daniel: “Fija tus ojos en Dios, agárrate fuerte de Él, abrázalo, refuerza tu fe, resuelve depender del Señor en todo”. Este es el mensaje que Dios quiere hacerte llegar hoy a ti.

Cuando Dios toca nuestro espíritu, comenzamos a ser renovados en las demás áreas de nuestra vida. Nuestras emociones comienzan a aquietarse, nuestra mente a despejarse y hasta nuestro cuerpo experimenta renovación. Daniel pudo decir: “¡Me has fortalecido!”.

Hoy el Padre Celestial tiene sus ojos puestos en ti. Es tu Fuente de fortaleza. Si lo buscas sabrás lo que significa ser renovado, y podrás continuar con tu día agradecido por la obra que hizo en ti.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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