“Porque Jehová vio que Israel sufría una amarga aflicción, y que no había siervo ni libre, ni nadie que ayudara a Israel.” 2 Reyes 14:26.

Israel se encontraba en una condición deplorable. Sus líderes eran corruptos, inmorales, idólatras, y el pueblo imitaba a los cananeos y seguía a sus dioses. Las consecuencias fueron desastrosas, a tal punto que nadie quería ayudar a Israel. Ni siquiera les convenía a los pueblos vecinos hacer alianzas con los hebreos porque no tenían nada que ofrecer. Estaban en “amarga aflicción”.

La palabra aflicción usada aquí es el vocablo hebreo oni que significa “depresión, miseria, angustia, pobreza, abatir, humillar, quebrantar, deshonrar”. El pueblo estaba experimentando todo esto: pobreza espiritual y económica, eran menospreciados por todos, y habían caído en depresión. No había salida.

Dios era el único que podía ayudar a Israel. Siempre es así, Él ve la aflicción de su pueblo y acude a socorrerlo. Su misericordia y compasión no le permiten permanecer quieto. Así fue como Dios levantó al profeta Jonás. Sí, el mismo que unos ocho años más tarde fuera a predicar a Nínive e hiciera un viaje de tres días en un “crucero submarino” en el estómago de un gran pez. El profeta les dijo que Dios los iba a prosperar y que iban a expandir su territorio; y así sucedió según el relato de 2 Reyes 14:25.

¡Qué incomprensible es la misericordia de Dios! ¿Crees que su pueblo merecía esta salvación? Claro que no. De la misma manera sucede con nosotros, nunca seremos merecedores de la salvación de Dios, de sus rescates oportunos, de su benevolencia, de sus bendiciones diarias.

¿Por qué Dios se mueve con esa compasión? Porque Él realmente ama a su pueblo, no lo puede ver en amarga aflicción. Dios siempre nos está buscando para darnos oportunidad de arrepentimiento y restaurar nuestra relación con Él. ¡Sigue siendo Emanuel, Dios con nosotros!

Siempre que nos volvamos sinceramente al Señor, nos perdonará y nos guiará por el camino correcto. Él está atento a nuestro clamor. “Entonces clamaron a Jehová en su angustia, y los libró de sus aflicciones.” (Salmo 107:6).

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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