“Mi corazón está dispuesto, Dios mío; mi corazón está dispuesto a cantarte salmos. ¡Despierta, alma mía! ¡Despierten, salterio y arpa, que voy a despertar al nuevo día!” Salmo 57:7-8.

No creas que David pasaba por situaciones mejores que las nuestras y por eso le cantaba a Dios. Cuando escribe este Salmo, de acuerdo con la introducción, estaba siendo perseguido por Saúl y se había escondido en una cueva. Allí mismo le dice al Señor que su corazón estaba dispuesto a alabarle.

La palabra “dispuesto” en hebreo es kun que entre otras cosas significa “alistar, componer, consolidar, encaminar, establecer, preparar”. El corazón del salmista estaba siempre listo para adorar a Dios.

La manera de hacerlo era con cantos e instrumentos. Aquí se menciona el salterio y el arpa, dos instrumentos muy usados en esa época. Desde temprana edad David aprovechaba los tiempos de quietud mientras cuidaba a las ovejas para cantar salmos y acompañarse con su arpa. Entonces, ¿por qué no hacerlo también dentro de una cueva?

David escribe en otros salmos que se acostaba a dormir pensando en el Señor y cuando se despertaba todavía seguía pensando en Él. ¿No te parece maravilloso terminar el día pensando en el Señor y levantarnos con un corazón dispuesto a alabarle en lugar de estar malhumorados?

Seguramente David no estaba cómodo en esa cueva, y sabía los peligros que le rodeaban, sin embargo le dice a su alma: “Despierta, vamos a alabar a Dios”. Él quería expresar su confianza en el Señor a través del canto y la música.

Hoy tenemos la oportunidad de comenzar el día con un canto de gratitud a nuestro Dios. Piensa en su amor por ti, en su bondad y misericordia, y seguramente esa alabanza brotará naturalmente de tu corazón. ¡Siempre hay motivos para honrar y exaltar al Señor!

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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