“Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme.” Juan 21:17-19.

En esta historia, Jesús le revela a Pedro parte del plan que había trazado para su vida. Este discípulo de carácter impulsivo y descontrolado, antes que nada debía pasar por un proceso de transformación.

Jeremías 18:6 dice: “He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano…”

El Alfarero tiene poder sobre la arcilla, por lo tanto puede hacer lo que desee con ella. De la misma manera Dios trabaja en nuestras vidas teniendo en mente un propósito único para cada uno de nosotros. Por eso no debemos poner la atención en lo que Dios está haciendo en la vida de otro. Esto le pasó a Pedro al preguntar por Juan, y el Señor fue muy claro con él al responderle: “Si quiero que él siga vivo hasta que yo regrese, ¿qué tiene que ver contigo? Tú sígueme”. (Juan 21:22 TLA).

En este tiempo de tantas presiones, Dios te está formando. En su mente maestra ya tiene el modelo terminado y lo que está haciendo es bueno aunque a veces no lo entiendas. En Romanos 9:20 leemos: “Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: Por qué me has hecho así?”

Adopta la actitud correcta mientras el Señor trabaja en ti y deja que complete la obra que ya empezó.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

compartir por messenger
compartir por Whatsapp