“Entonces Elías fue y encontró a Eliseo, hijo de Safat, arando un campo… Elías se acercó a él, le echó su manto sobre los hombros y siguió caminando… Entonces Eliseo regresó a donde estaban sus bueyes y los mató. Con la madera del arado hizo una fogata para asar la carne, la repartió entre la gente del pueblo, y todos comieron. Después se fue con Elías como su ayudante.” 1 Reyes 19:19-21.

Eliseo se encontraba trabajando y de pronto se acercó el profeta y le arrojó su manto. Enseguida identificó esta señal como un llamado de Dios para su vida.

Eliseo sabía que a partir de ese momento su vida cambiaría, por eso le dijo a Elías que le permitiera despedirse de su familia y de sus amigos. Para hacerlo, preparó una comida, y lo llamativo fue que encendió el fuego para prepararla con la madera de su propio arado. Esto fue una señal clara de que no cambiaría su decisión. No pensó: “Tal vez si esto del servicio no funciona, entonces mejor tener el arado guardado en el granero…”

Cada hijo de Dios es llamado a servirle. No todos son llamados al ministerio a tiempo completo, pero todos tenemos una función que cumplir como parte del Cuerpo de Cristo y debemos responder a ese llamado.

Eliseo quemó su arado en señal de compromiso con lo que Dios le estaba pidiendo. Déjame preguntarte: ¿Cuál es tu arado? ¿Te preocupa cuál será el costo de servir al Señor? ¿Piensas que el servicio es algo reservado para unos pocos? ¿Crees que eres demasiado mayor, demasiado joven, o que estás demasiado ocupado, o demasiado cansado para hacer lo que el Señor te pide?

Dios ya te ha hablado, ahora te toca a ti responder a su llamado con fe y servirle con buena voluntad y gozo.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

compartir por messenger
compartir por Whatsapp