“Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano.” Hechos 26:18.

El rey Agripa estaba tan interesado en escuchar al apóstol Pablo que le dio una audiencia exclusiva para que le compartiera el evangelio. Los argumentos y la forma de presentar la Palabra del apóstol eran muy convincentes. El rey lo escuchaba con suma atención. Tal vez, de tanto en tanto, se le escapara algún gesto de aprobación. Pablo tenía razón, Jesús era la única esperanza de salvación. Agripa estaba listo para dar el paso de fe después de escuchar tremenda exposición, pero… sus palabras fueron: “Por poco me persuades…”. En otras palabras: “Sí, pero no…”.

Muchas veces nosotros tenemos el mismo conflicto que Agripa. Recibimos una palabra de Dios tan clara, una revelación que llega a lo más profundo de nuestro corazón, sin embargo, cuando nos toca creer, nuestra respuesta es: “Linda palabra, pero…no”.

Conociendo el corazón del hombre, Dios nos dejó este mandamiento: “Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas”. (Deuteronomio 30:14). Dios cumple sus promesas cuando estamos resueltos a creer en ellas. Si Dios nos habla, Él quiere que le obedezcamos, que caminemos en dirección a la promesa, de lo contrario, nada sucederá. Será una “linda palabra” pero sin ningún efecto en nuestra vida.

Por eso, no permitas que el diablo te robe la palabra que el Señor puso en tu corazón. Si quieres ver realmente una diferencia en tu vida es necesario que pongas tu fe en acción. Cuando Dios habla quiere que le creamos al cien por ciento y empecemos a vivir como si esa promesa se fuera a cumplir hoy. Si Dios te habló, cree y actúa, del resto se encarga Aquel que te dio la promesa.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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