“Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá”. Salmo 27:10.

David sabía muy bien que la protección y cuidado de Dios son superiores a las que nos ofrecen las relaciones humanas más estrechas. Aun así, sabía muy bien que Dios les había dado responsabilidades a los padres que no podían ignorar.

La palabra hebrea para “dejar” es azáb y significa “soltar, renunciar, abandonar, apartar, cesar, desamparar, desechar, fallar”. Qué triste es ver hijos abandonados, rechazados, abusados y olvidados por sus padres cuando en realidad deberían ser valorados, protegidos, guiados y amados.

¡Qué contraste con el Padre Celestial! La palabra “recogerá”, en hebreo asaf, significa “reunir para un propósito; recibir, acoger, buscar, juntar, sanar, tomar, traer, unir”. Esto es la que el Señor hace por nosotros. Jamás se olvida ni deja de atender las necesidades de sus hijos.

Quizás, algunos de los que lean este devocional, aún carguen con heridas provocadas por aquellos que debían amarlos y no lo hicieron. Si es tu caso, quiero que sepas el Señor vino para hacerte libre de esa prisión de dolor, amargura y resentimiento. No permanezcas llorando en silencio el resto de tu vida por lo que debió haber sido y no fue. Ve al Señor, Él puede sanar tus heridas y llenar tu corazón de su amor, un amor perfecto y desbordante.

En momentos de soledad, si hacemos silencio y ajustamos nuestro oído espiritual, vamos a escuchar a Dios decirnos: “¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida”. Isaías 49:15-16a. ¡Aleluya!

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

compartir por messenger
compartir por Whatsapp