“Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega”. Juan 4:35.

Jesús conocía bien los tiempos de la siembra y la cosecha y usó eventos como estos para enseñarles importantes lecciones espirituales a sus discípulos. La primera la encontramos en Juan 4. Jesús se encontró con la mujer samaritana y se presentó como el Agua de Vida. Esta mujer fue impactada por las palabras de Jesús y volvió a su ciudad a compartir las buenas nuevas con sus coterráneos. Jesús plantó una semilla de esperanza y salvación en una vida necesitada, y dio mucho fruto…

Mientras el Señor les explicaba a sus discípulos lo que había sucedido, la mujer regresó trayendo una gran multitud. Esa semilla se multiplicó en cientos de corazones dispuestos a escuchar las palabras de vida eterna. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos: “Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega”.

Mira a tu alrededor. ¿Puedes ver a las personas que te rodean como campos listos para cosechar? Sin duda vamos a actuar según lo que veamos. Si vemos campos blancos, cosecharemos. Si vemos campos verdes, nos quedaremos sentados esperando que llueva…

Tú tienes en tu mano una semilla, es tu testimonio, pídele a Dios que te muestre dónde plantarla. Hay muchos esperando ser alimentados por las palabras de vida que el Señor hablará a sus corazones. No tengas temor de lo que dirás o del qué dirán. Dios llenará tu boca de palabras extraordinarias. Incluso tú mismo te sorprenderás al escucharte. “…No se preocupen de antemano por lo que van a decir. Solo hablen lo que Dios les diga en ese momento, porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo.” Marcos 13:11.

¡Enciende tu cosechadora!

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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