“Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” Juan 11:39-40.

En este capítulo nos sorprenden algunas actitudes de Jesús, fundamentalmente que no fuera inmediatamente a ver a su gran amigo Lázaro cuando le avisaron que estaba muy enfermo. El Señor llegó cuatro días después de recibir esta noticia. Tiempo suficiente para que muchos pudieran cuestionar su decisión.

Hay momentos en nuestra vida en donde podemos identificarnos con las hermanas de Lázaro. Podemos preguntarnos: ¿Se olvidó de nosotros Jesús? ¿Por qué nos hace esperar si sabe que estamos desesperados? ¿Por qué no hace algo cuando más lo necesitamos?

Sin embargo, cuando todo parecía sin solución, el Señor dijo: “¡Quitad la pierda!” Los que estaban allí obedecieron y movieron la piedra. Y su segunda orden fue: “¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir” (vs. 43-44).

Esta experiencia no solo marcó la vida de Lázaro, Marta y María, sino muchas otras vidas. Hubiera sido tremendo ver al Señor sanar a Lázaro,  pero más impactante fue su resurrección. “Gran multitud de los judíos vinieron… también para ver a Lázaro, a quien había resucitado de los muertos… porque a causa de él muchos de los judíos se apartaban y creían en Jesús.” (Juan 12:9,11).

Los tiempos que maneja el Señor son perfectos. Él sabe lo que hace aunque nosotros no lo podamos entender. El impacto de su obra en nuestras vidas será el testimonio que llevará a otros a conocer a Aquel que es la Resurrección y la Vida.

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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