“Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve.” Malaquías 3:17.

Dios llama a sus hijos “especial tesoro”. Hace alusión a una piedra preciosa que tiene un valor altísimo después de haber sido tratada y perfeccionada. El proceso comienza con un material en bruto, una  piedra que debe ser cincelada para quitarle las partes que no tienen valor, pulida para sacarle brillo y colocada en una base que realce su belleza.

Tal vez no te sientas especial y mucho menos un tesoro, pero déjame decirte que nuestros sentimientos nos pueden jugar una mala pasada. Podemos ponerle “valor sentimental” a muchos objetos inservibles. ¿Acaso no guardamos cosas comunes y corrientes porque nos recuerdan momentos maravillosos, pero por las que nadie pagaría ni un centavo? Por otra parte, podemos desprendernos rápidamente de objetos muy valiosos porque nos traen malos recuerdos. Debemos concluir entonces que si nos valoramos de acuerdo con nuestros sentimientos nos vamos a equivocar. Lo mejor es preguntarle al Creador el valor que tenemos para Él y aceptar por fe lo que nos dice en su Palabra.

Creo que tú y yo estaremos de acuerdo en que aunque somos especial tesoro para el Señor, no estamos terminados. Hay mucho que perfeccionar. Y las herramientas que el Señor usa son muy varias, pero todas tienen el propósito de completar un proceso que comenzó cuando aceptamos a Cristo como nuestro Salvador y se completará cuando estemos cara a cara con Él.

Recuerda que habrá momentos más intensos que otros mientras el Señor trabaja, pero debes confiar siempre en lo que está haciendo. Él nos está convirtiendo en hombres y mujeres que lo honren y lo reflejen.

“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Filipenses 1:6

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

compartir por messenger
compartir por Whatsapp