“Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad”. (Lamentaciones 3:22-23).

La misericordia es el amor compasivo de Dios hacia nosotros. Es su “amor inmerecido”. Por eso debemos acercarnos al Señor con humildad, reconociendo que si Dios actúa lo hace porque quiere, no porque lo merezcamos. Y su deseo es actuar todos los días con su amor inalterable, como un Padre que anhela lo mejor para sus hijos.

Vivir confiados en la misericordia de Dios nos trae el reposo diario que necesitamos.

Su misericordia nos dice que Dios nos conoce nuestras debilidades, temores, fracasos, y aun así decide amarnos incondicionalmente. ¡Aleluya!

Su misericordia nos da seguridad de que el Señor nunca va a dejarnos de amar aunque tengamos el peor día de nuestra vida.

Su misericordia nos recuerda que su ayuda no tiene fin. Cada día el Todopoderoso nos extiende su mano para levantarnos y decirnos: “No temas, yo te ayudo”.

Su misericordia nos da la certeza de que su presencia nos acompaña siempre, y cuando vienen a nuestra mente “dardos de fuego del maligno”, podemos recordar sus promesas de protección y cuidado.

Al final del día, cuando nos hemos movido y sostenido en su misericordia, podremos decir como Jeremías: “Grande es tu fidelidad”.

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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