“Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. Él le dijo: Échala en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella. Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en su mano. Por esto creerán que se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob.” Éxodo 4:2-5.

La tarea que Dios le encomendó a Moisés era complicada… bueno, imposible humanamente hablando. Librar de la esclavitud egipcia a un pueblo de casi tres millones de personas no era tarea para un hombre. Creo que cualquiera de nosotros hubiera sentido lo mismo que Moisés. Sin embargo, ¡el Señor hace posible lo imposible!

Moisés ya le había expresado a Dios en dos oportunidades que no era la persona indicada para esa tarea, y por tercera vez le presenta una excusa para no aceptar ese llamado: “Dios, nadie creerá que me encontré contigo”. Y el Señor, con la paciencia que le caracteriza, le pregunta: “¿Qué es eso que tienes en tu mano?” Por supuesto, Dios lo sabía, pero estaba a punto de mostrarle lo que haría a través de una sencilla vara. Entonces le pidió que la tirara a la tierra y se convirtió en una culebra y luego que la tomara por la cola y volvió a ser una vara.

Una simple vara… Con ella Dios hizo maravillas. Su vara se comió a las culebras de los magos (Ex. 7:12), convirtió el río Nilo en sangre (Ex. 7:20), hizo subir ranas de ríos, arroyos y estanques (Ex. 8:5), plaga de piojos (Ex. 8:16), granizo (Ex. 9:23), langostas (Ex. 10:13), dividió el mar Rojo (Ex. 14:16) y logró la victoria contra Amalec. “Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano”. (Ex. 17:9,11). La vara de Moisés se transformó en la vara de Dios.

¿Qué tienes hoy en tus manos que pueda serle útil a Dios para manifestar su poder? ¿Cuál es tu “vara”? Él disfruta mucho usando cosas simples con propósitos extraordinarios. ¿Cuáles son las cosas que llamas simples: tu voz, un bolígrafo, un lápiz, un martillo, un instrumento musical? Moisés nunca se imaginó el poder que su simple cayado tendría al convertirse en la vara de Dios, pero Él le enseñó una importante lección que también nos quiere enseñar a nosotros.

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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