Mi Señor, te doy gracias, porque hasta ahora mi fuerza y mi sustento has sido tú, porque tu amor y tu misericordia no se han apartado de mi lado. En este momento, rindo a ti mi vida y mi corazón, para que los limpies y me ayudes a mantener una mente sana y con pensamientos que te agraden a ti. No permitas mi Señor que divague en pensamientos negativos o que sea tentado a pecar delante de tu presencia. Permite que mi mente y mi corazón sea un constante altar de adoración. Te lo pido en el Nombre de Jesús. Amén.

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