¿HASTA DÓNDE TE HAS SUMERGIDO?

“Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos. Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos. Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado. Y me dijo: ¿Estás comprendiendo el significado del río creciente?” Ezequiel 47:3-6.

¿Qué respuesta darías a esta pregunta? El Señor nos invita cada día a profundizar nuestra relación con Él, pero depende de nosotros hasta donde decidamos “sumergirnos”.

En este pasaje se mencionan varios niveles:

– “Hasta los tobillos”. Muchos tienen una relación con Dios de dos pulgadas de profundidad. Son inconstantes en su fe porque no han tomado seriamente la necesidad de madurar espiritualmente. “El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.” Santiago 1:8.

– “Hasta las rodillas”. Es un nivel que requiere compromiso, ya no es tan fácil volver atrás. Empezamos a sentir la fuerza del agua. Dios empieza a tomar control de nuestra vida. Nos dirigimos hacia la madurez. “Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal…”. Hebreos 5:13-14.

– “Hasta los lomos”. En este nivel estamos experimentando el control del agua, sentimos la corriente, incluso podemos comenzar a zambullirnos, pero aún tocamos el fondo con nuestros pies. En este punto nuestra relación con Dios es más profunda, pero todavía nos cuesta depender completamente de Él.

– “A nado”. Aquí ya estamos en el nivel de la dependencia total. Nos hemos entregado a Su dirección. Dejamos de luchar contra el agua y nos dejamos llevar por el “río de Dios”. Nuestra fe es madura y nuestras experiencias con el Señor son mayores. Disfrutamos plenamente de esa dependencia.

¿En qué nivel te encuentras? Dios quiere que lo experimentes más profundamente. Que tomes el compromiso de encontrarte con Él diariamente, que la guía del Espíritu Santo sea evidente en tu vida. No necesitas pasar por todos esos niveles para experimentar a Dios, puedes zambullirte de una vez por la fe en lo más profundo y dejar que el Espíritu Santo tome el control de tu vida. Solo así podrás disfrutar de todo lo que el Señor preparó para ti.

Cortesí­a Alexandra Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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