“Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos, dad a Jehová la gloria y el poder. Dad a Jehová la gloria debida a su nombre…”. Salmo 29:1-2ª.

Cuando pasas tiempo en la presencia de Dios, ¿cómo lo usas? ¿Dedicas más tiempo a pedir que a alabar y agradecer? ¿Piensas más en recibir que en darle a Dios?

El rey David nos exhorta en este Salmo a “tributarle” a Dios gloria, poder y adoración. Tributad en hebreo es yiajáb que significa “dar, venir, traer”. La idea de esta palabra es dar algo con gratitud, dar un regalo, pero nunca como si fuera un pago. Cuando se habla de tributarle a Dios alabanza, adoración, agradecimiento, se refiera al acto voluntario de dar, como una expresión de amor, en reconocimiento por lo que Él es y por su misericordia y gracia. ¡Jamás podremos pagarle a Dios por todo lo que hace por nosotros!

Si la Biblia dice que “más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35), también se aplica a nuestras oraciones. Por supuesto que tenemos peticiones que hacerle al Señor, y qué dicha es cuando recibimos lo que hemos pedido, pero nuestro corazón también debe rebozar de satisfacción cuando le expresamos lo que sentimos por Él.

El salmista nos anima a “darle a Dios la gloria debida a su nombre”. ¿Qué nombres de Dios son significativos para ti? ¿Todopoderoso, Soberano, Misericordioso, Justo, Fiel, Amoroso, Santo, Restaurador, Pastor…? ¡Dale la gloria a Dios por eso en tus oraciones!

¡Cómo no adorar aquí y ahora al Dios Santo que se manifiesta en nuestras vidas! Tributa adoración al Señor y vive en el gozo de su presencia.

Cortesí­a Alexandra Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

compartir por messenger
compartir por Whatsapp