Es evidente que vivimos en una sociedad muy quebrantada. Muchas personas viven arrastrando heridas que no han podido o no han sabido resolver y que intentan disimular o tapar, pero ante la mínima presión terminan “rompiéndose”.

La pandemia ha desestabilizado a muchas personas y ha profundizado procesos dolorosos en aquellos que ya se encontraban en una situación difícil. Aunque algunos evitan buscar ayuda, la desesperación de otros les hace buscar consejo en cualquier lugar. Lo único que quieren es que alguien les diga cómo solucionar sus problemas. Y por supuesto siempre habrá alguien dispuesto a decirles lo que deben hacer…

Si hay algo para lo que la mayoría de las personas se sienten calificadas es para dar consejos. Creo que no hay ninguna otra área en donde haya tanta gente lista para «ofrecer asesoramiento». Sin embargo, esta realidad nos habla de la ignorancia acerca del impacto que tienen nuestras palabras en la vida de otros y el daño que podemos causar si no actuamos con sabiduría.

Proverbios 13:17 dice: “El mal consejero trae problemas; mas el consejero fiel los alivia”. Cuántos ejemplos encontramos en la Biblia de hombres que fallaron en sus vidas por seguir el consejo equivocado.

Todos, en algún momento, necesitamos compartir nuestras luchas y recibir dirección para saber cómo manejar esas situaciones difíciles, pero ¿te has detenido a pensar cómo escoges a tus consejeros? Y si tú eres de las personas que suele decirles a otros lo que deben hacer, ¿pensaste sobre qué están sustentados tus consejos? ¿Concuerdan con lo que nos enseña la Palabra de Dios?

El predicador y escritor A. W. Tozer dijo en una oportunidad que: “Antes de escuchar el consejo de cualquier hombre o mujer deberíamos ver el aceite en su frente”, haciendo referencia a la unción de Dios sobre esa persona, es decir, la capacidad de seguir la dirección del Espíritu Santo.

Es muy valioso contar con la ayuda de otros, pero siempre debemos examinar los consejos que recibimos porque como menciona el pasaje de Proverbios 17, pueden traer alivio o más problemas.

Tu vida es muy valiosa para que la pongas en las manos incorrectas. A pesar de lo difícil que sea tu situación, recuerda que puede ser aún más difícil si escoges seguir el consejo de alguien cuya vida no está sometida a Dios.

El mejor consejo que alguien podría darte lo escuché del pastor Charles Stanley: “Si necesita dirección, solo debe recorrer medio metro, esa es la distancia aproximada entre sus rodillas y el suelo”.

Cortesía Alexandra Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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