Amado Dios bueno, perdonador y misericordioso, te doy gracias por lo bueno que has sido conmigo, incluso cuando no lo merecía. Te pido que perdones hoy mis transgresiones y mis rebeliones, me limpies y me ayudes a ser agradable a ti. En este momento que me dispongo a comenzar un nuevo día con mi rutina de siempre, te pido en el Nombre de Jesús que me llenes de tu presencia para reflejar el fruto de tu Espíritu Santo y ser agradable ante ti. Amén.

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