“DEPENDENCIA VITAL”

Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”. Juan 15:5.

Una parábola es un relato corto, una historia sencilla en donde se establece una comparación. Jesús usaba este recurso al aprovechar situaciones o elementos con los que todos estaban familiarizados para enseñarles una verdad espiritual.

En el versículo que acabamos de leer, el Señor usa la vid para establecer una comparación entre ella y nuestra vida. ¿Qué sucede cuando una rama es cortada? Se seca. ¿Una rama puede dar frutos sin estar unida a la planta? Nunca. Así sucede con nosotros y Jesús. Él es la vid verdadera, nosotros las ramas, si no dependemos de Él totalmente no hay vida espiritual. La lección es fácil de comprender y aplicar.

Nuestra relación con Cristo es vital. Sin Él, nada podemos hacer. Este “nada” es absoluto. En griego es oudeis, que significa “nadie, ninguno”. El Señor da vida y la sustenta con la palabra de su poder. Lo reconozcamos o no, si Él retirara su mano del mundo sería un caos absoluto.

La idea clave en esta parábola es la permanencia. Si recurrimos a Jesús solo en los momentos de necesidad, entonces vivimos como una rama desprendida que solo intenta unirse a la vid cuando quiere uvas. La naturaleza nos enseña que esto no es posible. El fruto es el resultado de una conexión ininterrumpida con la planta.

Jesús nos quiere injertados firmemente en Él para que podamos disfrutar de la vida abundante que nos prometió y que demos mucho fruto.

¿Cómo vas a comenzar tu día? ¿Estás conectado a Cristo? Nuestra dependencia de Él es esencial. No hay nada como vivir plenamente unidos al Señor.

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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