“Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo. Era como la hora sexta”. Juan 4:5-6.

Jesús se cansó. El camino de Judea a Galilea era largo, polvoriento y agotador. Los discípulos entraron a la ciudad de Sicar a comprar alimentos mientras el Señor se quedó sentado sobre las piedras que estaban alrededor del conocido pozo de agua que había sido abierto por Jacob. Jesús solo quería descansar y tomar un poco de agua.

Además de ser Dios, Jesús fue tan humano como nosotros. Físicamente también se cansaba y necesitaba parar por un momento. Sentía el polvo en sus pies apenas cubiertos por unas simples sandalias, los rayos del sol y el viento caliente pegaban sobre su rostro, y su cuerpo le recordaba las millas que había caminado.

Nosotros también experimentamos cansancio. Quizás arrancamos nuestra jornada con mucho ímpetu y entusiasmo, pero los vamos perdiendo poco a poco. A veces nos desalentamos porque quisiéramos hacer más cosas, pero las fuerzas no nos acompañan. Casi todos podemos recordar momentos en los que nuestras mentes y nuestros cuerpos se han sentido agotados.

Jesús nos entiende. Sabe cuán largo es el camino y las dificultades que enfrentamos mientras avanzamos. Él pasó por todo lo que nosotros pasamos, excepto que nunca pecó en nada. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. Hebreos 4:15.

No solo nos entiende, sino que sabe cómo socorrernos en los momentos de debilidad. “Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados”. Hebreos 2:18. Cuando nos faltan las fuerzas, Él las provee de manera sobrenatural. Cuando el desánimo nos paraliza, nos recuerda sus promesas para seguir adelante. Cuando nos embarga la frustración, nos renueva las esperanzas. Cuando el camino está cerrado, abre una puerta para continuar. Siempre tiene una respuesta.

El Señor Jesús está a nuestro lado siempre, pase lo que pase, y siempre nos animan a ir a Él para encontrar el descanso que necesitamos. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. Mateo 11:28.

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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