“Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová”. Hageo 1:6-8.

Hay una imagen muy fácil de entender en el mensaje del profeta: Israel tenía el “saco roto”. Todo lo que ganaban se esfumaba por un agujero; cuando iban a buscar a la bolsa ya no había nada. Aunque siguieran añadiendo, ahorrando o trabajando más, todo se perdía. Una buena ilustración para nuestra vida espiritual.

Muchas veces experimentamos lo mismo que Israel a nivel emocional, espiritual y también material. Conseguimos lo que hemos estado buscando y en un par de días ya lo hemos perdido. Recibimos un toque del Señor el domingo y el lunes volvemos a sentirnos vacíos. Nada dura más que eso. Sin duda, necesitamos encontrar el “agujero” interno que debemos reparar.

Dios le dijo al pueblo que debía comenzar por el principio, ordenando bien sus prioridades. En el caso de Israel era construir, literalmente, el templo que había sido destruido por los enemigos; en nuestro caso, edificar nuestro espíritu. “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1 Corintios 3:16).

Podemos recibir mucho de Dios, pero si la sensación es la de estar siempre vacíos, entonces es hora de reparar nuestra vida espiritual. Jeremías ilustró esto de una manera muy clara: “Me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua”. (Jeremías 2:13). Si no estamos conectados permanentemente con el Señor, todo se perderá.

¿Qué tipo de “agujeros” pueden estar alejándonos de las bendiciones de Dios? Pecados ocultos, pereza espiritual, dudas, incredulidad, conformismo, mediocridad, autocomplacencia, orgullo, vanidad, amargura, resentimiento, o algo que solo el Espíritu Santo nos puede mostrar. Apenas lo descubras, repáralo inmediatamente o las pérdidas serán cada vez mayores.

Toma la decisión de no perder nada de lo que recibas de Dios.

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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