“No os apartéis en pos de vanidades que no aprovechan ni libran, porque son vanidades. Pues Jehová no desamparará a su pueblo, por su grande nombre; porque Jehová ha querido haceros pueblo suyo”. 1 Samuel 12:21-22.

Después de que Samuel presentara a Saúl como rey, se dirigió al pueblo como si fuera una despedida y les dijo que aunque ya estaba viejo, seguiría intercediendo por ellos y enseñándoles el camino de Dios hasta sus últimos días; y les exhortó a no apartarse del camino verdadero e ir tras las “vanidades” que no aprovechan.

Hay varias palabras hebreas para vanidad, pero el vocablo que usa Samuel aquí es tóju, que significa “desolación, desierto, cosa que no vale, vacío, algo vano, asolamiento”. El anciano sacerdote les aconseja que no se ocupen en lo que no tienen valor eterno, en cosas vanas que no aprovechan, que parecen satisfacer el alma, pero que los dejarán más vacíos.

El mundo pondera valores temporales que no satisfacen plenamente el alma. Si en vez de enfocarnos en Dios para vivir de acuerdo con su voluntad nos centramos en los dioses de este tiempo como son el placer, las riquezas, la popularidad, la aceptación social, entonces terminaremos vacíos, desolados, sin valor.

La exhortación de Samuel nos recuerda que el Señor ha querido hacernos pueblo suyo, y que jamás nos desamparará porque le pertenecemos. Somos un pueblo especial, apartados para reflejar a Cristo. “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. (1 Pedro 2:9).

Si consideramos las cosas tan grandes que ha hecho el Señor por nosotros, especialmente la gran obra de redención, no nos deberían faltar motivos para rendirnos a Él.

Que los que te rodean se convenzan del gran valor que tiene seguir a Cristo antes que a vanidades ilusorias.

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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