«Santo Padre de gloria, te doy gracias porque tú has tenido cuidado de mí y has sido fiel, protegiéndome en todo tiempo. Te ruego mi Señor, que tomes el control de mi vida, porque me encuentro angustiado, confundido, sin saber a dónde ir. Por ello, clamo a que tu Santo Espíritu tome el control de mi mente y aclare mi mente para poder tomar decisiones acertadas y que vayan en sintonía con tu propósito eterno para mi vida. También, te ruego que inundes mi corazón con tu paz que sobrepasa todo entendimiento, en el Nombre de Jesús, amén.»

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