“LA PRESENCIA DE JESÚS”

“Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?” Lucas 24:32

Después de ser azotado, herido, lacerado sin compasión, llevando una corona de espinas en su cabeza, cargando su cruz hasta el Gólgota, crucificado y traspasado en un costado, ¿sería posible que resucitara? No, humanamente no era posible, pero sobrenaturalmente sí. Jesús resucitó. ¡Él está vivo!

Para dos discípulos, su resurrección solo eran rumores. “Dicen las mujeres que lo vieron, pero nosotros no…” Mientras iban hablando de lo sucedido, se les acercó alguien inesperadamente y les acompañó en su camino a Emaús. Ninguno de ellos se dio cuenta de que era Jesús. Hasta que al llegar a su destino, estos hombres invitaron al Señor a quedarse en su casa porque ya era de noche. Así que entró y estando con ellos en la mesa, partió el pan y dio gracias y entonces se dieron cuenta que era Jesús, pero Él desapareció de su vista. ¡Qué sorpresa! ¡Jesús se tomó el tiempo para visitarlos y afirmar su fe!

Cuando los discípulos reflexionaron sobre lo ocurrido dijeron: “¿No ardía nuestro corazón?”. La palabra griega para “arder” es kaío que significa “incendiar, encender, consumir, quemar”. Obviamente no es algo literal, sino la manera de expresar lo que sintieron al estar en la presencia de Jesús. Algo se encendió en sus corazones mientras el Señor les recordaba las Escrituras.

Jesús ascendió a los cielos y hoy está en su trono reinando, sin embargo, su presencia se manifiesta en cada uno de sus discípulos a través de la fe. No lo vemos físicamente, pero hay una evidencia de que Jesús está con nosotros: Nuestro corazón arde. Nuestro espíritu sabe que está con nosotros mientras leemos un devocional, mientras oramos, mientras meditamos en su Palabra. Hay una convicción interna que nos impulsa a seguir adelante porque sabemos que Jesús está con nosotros.

“Que no se apague el fuego que hay en mi corazón, que siga ardiendo más y más”. Que ese fuego interior nunca se apague.

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini

Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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