«Bendito Dios, hoy vengo a adorarte y a rendir mi corazón ante tu presencia, para que tomes el control de mi mente y mis pensamientos. Todo lo que soy y lo que tengo lo someto a tu voluntad. También, te pido que eches fuera de mí toda distracción, pues quiero dedicar a ti completamente este tiempo. En este momento, vacío mi mente de todo mal pensamiento y de todo lo que te estorbe, y te pido en el Nombre de Jesús que tu Espíritu Santo inunde en este momento mi corazón y sea mi guía para todo lo que vaya a hacer hoy.»

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