«Amado Dios poderoso, te doy gracias porque has estado conmigo en todo momento, porque ni aun en mis peores momentos, tu presencia me ha acompañado y tu Espíritu me ha sustentado. En este momento, te pido perdón por mis pecados, porque sé que te fallo aún con mi forma de pensar. Hoy decido volver a ti y te pido por favor que me laves en la sangre de tu Hijo, para borra de mí toda maldad y sentido de culpa. Lléname hoy de la presencia de tu Espíritu Santo y ayúdame a caminar en tu voluntad. Amén.»

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