«Bendito Dios poderoso, te doy gracias por tu amor, porque por tu muerte y sacrificio hoy tengo vida. Permíteme ahora postrarme y rendirme a tus pies, para ponerme a tu servicio y disposición para que hagas conmigo tu Divina voluntad, pues tú eres mi Dios y mi Señor. Moldéame a tu voluntad, lléname de tu presencia y que tu amor pueda inundar mi corazón. Que tu gracia me rodee y tu favor siempre me acompañe para que nunca me aparte de tu voluntad y no permitas que la duda, la incredulidad o el pecado me seduzcan. Amén.»

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