“LIBRE ACCESO A SU PRESENCIA”

“Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron.” Mateo 27:51.

Cuando Jesús entregó su espíritu al Padre y muere, en ese preciso instante el velo se rasgó ¡de arriba abajo! Fue Dios mismo quien lo hizo como señal de que ya no habría ninguna barrera que impidiera el acceso a su presencia. ¡Jesús quitó la separación entre Dios y nosotros! ¡Aleluya!

El camino está abierto por el sacrificio de Cristo. “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura”. (Hebreos 10:19-22).

Por favor, no “repares” el velo, alegóricamente hablando. Muchas veces con nuestros miedos, sentimientos de indignidad, vergüenza y culpa reconstruimos el velo y nos alejamos de la presencia de Dios. Llegamos a creer que Él no quiere relacionarse con personas tan imperfectas como nosotros. A veces Satanás nos susurra al oído que el sacrificio de Cristo tiene límites, que no significa que vaya a seguir perdonando nuestros pecados. ¡Mentiras del mismo infierno! Nadie puede quitar ni agregar nada a su sacrificio porque fue perfecto. ¡Hay perdón de pecados y libre acceso al trono de Dios!

El Espíritu Santo que vive en ti te santifica diariamente y te recuerda que eres un hijo amado. Él no quiere relacionarse contigo solo unos minutos al día, ¡está esperando que entres a su presencia y no te vayas de allí!

“En tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.” Salmo 16:11. ¡Experimenta la libertad de vivir en su presencia!

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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