«Amado Dios del cielo, hoy me acerco ante tu trono con un corazón sencillo y humillado ante tu grandeza para darte gracias por ser tan bueno y misericordioso. Reconozco que te necesito en todos los aspectos de mi vida, pues a ti me debo, porque por tu amor, tu muerte y sacrificio hoy tengo vida y libertad. Hoy, solo te pido que me ayudes a ser la persona que tú quieres que sea y me ayudes a escalar un peldaño más en el propósito que tienes para conmigo. Toma el control de todos mis planes hoy, en tus manos estoy. Amén.»

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