“REINO, PODER Y GLORIA”

“Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén”. Mateo 6:13b.

La oración modelo registrada en Mateo 6 termina mencionando tres cosas que le pertenecen exclusivamente a Dios: Reino, poder y gloria.

Suyo es el Reino. Cuando aceptamos a Cristo como nuestro Salvador y Señor, también lo hicimos como Rey de nuestras vidas. Esto significa que ya no nos gobernamos a nosotros mismos sino que le hemos pasado el control de nuestras vidas a Dios.

Suyo es el poder. Jamás deberíamos creer que nosotros somos los poderosos. Ya lo dijo el salmista David: “Atribuid poder a Dios”. (Salmo 68:34). El poder que nos capacita para vivir de acuerdo con Su voluntad viene del Espíritu Santo. Él es el quien lleva a cabo las obras sobrenaturales en y a través de nuestras vidas.

Suya es la gloria. El Señor es quien debe recibir siempre la alabanza, la adoración y la exaltación. Cada vez que alguien quiso apropiarse de la gloria que solo le pertenece a Dios, sufrió terribles consecuencias.

Muchas veces llegamos a creer que el mundo gira a nuestro alrededor, y que la obra de Dios tiene que ver solo con nuestras necesidades y deseos; pero la verdad es que la vida gira alrededor de Dios y de su gloria.

El cielo estalla en alabanza y adoración continúa al Señor. En Apocalipsis 4:9-11 leemos: “Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder…”

Acerquémonos hoy humildemente al Señor y reconozcamos una vez más que suyo es el Reino, el poder y la gloria.

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini

Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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