“Cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda… Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas este ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.” Lucas 23:33, 39-42.

Dos ladrones fueron crucificados al lado de Jesús, uno a la derecha y el otro a la izquierda. El malhechor de la derecha se dirigió a Jesús burlonamente, tentándole para que se bajara de la cruz y los librara a ellos también de esa terrible sentencia. Este hombre es un prototipo de las personas que hablan de Jesús como si fuera un simple mortal. No creen que es el Hijo de Dios. Hacen comentarios sarcásticos y se burlan de los que creen en Él. No tienen interés en la vida eterna, solo creen en lo temporal. La palabra Dios está en sus bocas solo si se encuentran en apuros.

El ladrón de la izquierda es diferente. Sabe que es culpable y merece el castigo. Está arrepentido aunque entiende que es demasiado tarde para reparar los daños que provocó. Sin embargo, pone su esperanza en Jesús. Para él es evidente que el Señor está recibiendo un castigo que no merece. Su único pedido es que se acuerde de Él en su reino. La respuesta de Jesús a estas sencillas palabras fue: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”.

Te pregunto: ¿De qué lado estás tú? La discusión no es si eres un pecador a los ojos de Dios. Eso está claro; todos hemos nacido bajo pecado y separados de Dios. La pregunta es si eres la persona de la derecha o de la izquierda. La posición del primero te lleva a la condenación eterna, pero del otro lado hay esperanza de vida eterna.

El mensaje sigue siendo el mismo: “La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan 1:7b-9).

¡Haz la decisión correcta!

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

compartir por messenger
compartir por Whatsapp