«Amado Dios poderoso, Rey eterno y Príncipe de paz, en este momento me acerco a tu trono confiadamente, solo para postrarme a tus pies, adorarte y disfrutar de un momento de regocijo en tu presencia. Te pido que me perdones de todos mis pecados y limpies mis manos para presentarme en tu santo templo. Límpiame cada día más y ayúdame a mantener un corazón puro, contrito y humillado, y un carácter que demuestre el fruto de tu Espíritu. Te ruego, que mi vida sea ante tu presencia como un constante perfume de agradable olor, en el Nombre de Jesús, amén.»

compartir por messenger
compartir por Whatsapp