«Amado Dios, vengo ante tu presencia con un corazón humillado, pues reconozco que he pecado delante de tu presencia, pero estoy genuinamente arrepentido y no es mi intención seguir pecando y lastimando tu corazón. Por eso, en este momento me rindo ante ti y te pido que me perdones, me limpies y me santifiques para ti. En este momento, renuncio a toda practica de pecado y lo que me aleja de ti y me determino a vivir una vida en santidad, conforme a tu preciosa, divina y perfecta voluntad para mi vida, Amén.»

compartir por messenger
compartir por Whatsapp