Pablo y Silas iban muy seguros al pueblo de Filipos porque el apóstol había visto en visión a un varón macedonio que le imploraba que pasase a ayudarlos. Después que el Espíritu Santo no les permitiera ir a otros lugares, entendieron que Dios los quería allí para hablar de Cristo.

Todo marchaba bien los primeros días. Después de varias sanidades, decisiones por Cristo, y liberaciones, Pablo y Silas terminaron… ¡en la cárcel! “Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo”. (Hechos 16:23-24).

El carcelero se equivocó usando el cepo. No eran los pies de Pablo y de Silas los que debía haber atado, sino sus lenguas. A estos varones de Dios podían encerrarlos, atarlos, pero no podían callarlos. “Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían” (v. 25).

Para Pablo y Silas, la alabanza no era meramente cantar, sino glorificar a Dios desde lo más profundo de sus corazones. Era una manifestación de dependencia y seguridad en el Dios que todo lo sabe y todo lo controla.

Dios siempre manifiesta su presencia en la alabanza. Mira lo que pasó en esa improvisada “sala de audio”: “Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.” (Hechos 16:26). El resultado: El carcelero y toda su casa fue salva. Fue el inicio de la congregación de los Filipenses.

La adoración es una manera de entregarnos humildemente a su señorío y reconocer que el Señor es digno de recibir alabanza en cualquier circunstancia.

“Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos”. Apocalipsis 5:13.

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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