Salmo 16: 11: “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.”

La primera base de seguridad de David es que Dios le iba a mostrar la senda de la vida. Por supuesto que estaba en contacto permanente con Dios para escucharlo. Antes de cada batalla, este rey iba a Dios en oración pidiendo la estrategia, y hasta que no lo escuchaba, no se movía. Para cada batalla tenía un nuevo plan creativo de Dios. No repetía la misma estrategia en diferentes batallas porque no se movía por experiencia sino por obediencia. Para cada paso había oración. Tenía la guía permanente de Dios y obedecía a la dirección que recibía. Claro, de nada sirve recibir dirección si luego no la ponemos en práctica.

Nosotros necesitamos también esa guía continua. Cada paso nuestro debe hacerse después de haber escuchado a Dios y estar seguro de lo que Él quiere. Movernos por emociones, por comentarios, por presiones, por escapatorias, nunca traen la guía de Dios. Necesitamos dependencia continua de Dios para movernos con firmeza y autoridad.

Lo segundo, es que David no sobrevivía espiritualmente sino que disfrutaba la presencia de Dios diariamente. No le resultaba pesado ir a Dios en oración, compartir tiempo con el Padre, usar sus instrumentos musicales para cantarle a Dios e inventarle salmos y canciones. Para David nunca fue una pérdida de tiempo, sino el tiempo que más disfrutaba de su día. ¡Había plenitud de gozo! Una relación profunda con Dios trae satisfacción al alma, trae quietud a nuestro espíritu, incluso hasta nuevas fuerzas físicas.

El último secreto de David es que en la mano derecha de Dios están las delicias más maravillosas que podamos disfrutar. Dios es la fuente de todo recurso. Todo está en su omnipotente mano. Y lo más increíble es que su mano está abierta para cada uno de sus hijos que se acercan a Él con fe y se apropian de sus promesas. David siempre le creyó a Dios y avanzó hacia una vida victoriosa. Cada batalla era la oportunidad de que Dios se hiciera grande, no David. Que Dios mueva su mano poderosa, no la nuestra. Que Dios nos muestre sus maravillas.

Hombre de Dios, Él te ha mostrado el camino para una vida triunfante. El secreto está en la obediencia a lo que Él dice. Si le buscamos de todo corazón siempre le hallaremos, siempre tendremos una guía para nosotros, y disfrutaremos haciendo la voluntad del Padre.

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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