«Amado Dios eterno, te doy gracias por este día, por todas tus bendiciones, por la salud, la provisión, por mi familia, mi trabajo, pero sobre todo, por tu perdón y salvación. En este momento, solo quiero detenerme un momento para postrarme ante tu presencia, rendir mi corazón y darte gracias, por todas tus bondades. Sé que muchas veces no aprecio todo lo maravilloso que haces por mí y admito que es un error. Te pido perdón por ello y hoy te prometo que seré más consciente de todo esto, para mantener ante ti, una constante actitud de acción de gracias.»

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