“¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.” Salmo 19:12.

Te has sentido alguna vez intranquilo. Tú conciencia está inquieta, se enciende una luz roja en tu corazón pero no tienes en claro la causa. ¿Qué haces? ¿Continúas como si nada hubiera pasado, o te detienes a pensar qué es lo que pasa?

¡Qué peligroso es avanzar sin darnos cuenta de nuestras equivocaciones! Puede costarnos la vida.

En el Salmo 19 encontramos la manera de librarnos de ellos: Conociendo la Palabra de Dios. Nuestra percepción de los hechos, nuestros puntos de vista, nuestras experiencias, no son referencias objetivas, por eso necesitamos acudir a la Biblia. “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; el precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos.” (Salmo 19:7-8).

Si la conciencia nos reprende pero no conocemos lo que Dios dice en su Palabra, será como la luz roja que parpadea pero no sabemos por qué. Al escudriñar las Escrituras, “se alumbran nuestros ojos”, “nos hace sabios” y “trae nueva vida al alma”.

Necesitamos mucho más que leer solo un devocional, necesitamos leer la Palabra de Dios diariamente. Cuando más nos alimentamos de la Palabra de Dios, más la vamos a desear. “Son más deseables que el oro, incluso que el oro más puro. Son más dulces que la miel, incluso que la miel que gotea del panal. Sirven de advertencia para tu siervo, una gran recompensa para quienes las obedecen.” (Salmo 19:10-11).

Si se enciende alguna luz roja en tu interior, el Espíritu Santo te llevará a la referencia perfecta, la Biblia, y podrás corregir oportunamente el rumbo.

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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