Proverbios 23:7 dice: Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.”

El contenido de tus pensamientos muestran la forma de tu manera de pensar. Cuando yo era niño, a mi tía le salían todos los pasteles de la misma forma, siempre con los bordes ondulados, porque solo tenía un molde para cocinar.  ¡Era fácil saber cuál era el pastel que había hecho ella! Así también es con la manera de pensar: Tus pensamientos la evidencian.
 
Si tienes pensamientos santos, entonces tu manera de pensar es santa.  Si todo el día te la pasas pensando en sexo, en venganzas, en mentiras, en violencia, en orgullo… entonces tu manera de pensar sigue siendo carnal. Tus pensamientos dicen lo que tú eres. Evalúate: ¿Qué piensas durante todo el día?
 
Desde que decidimos ser hijos de Dios, nuestra mente debe estar sometida al Espíritu Santo para que Él produzca diariamente una renovación. Pero el Espíritu Santo trabaja en cooperación con nosotros: Debemos diariamente someter nuestra mente al control del Espíritu. Él comenzará filtrando nuestros pensamientos. Cuando vengan pensamientos carnales, inmediatamente debemos rechazarlos y pensar en cosas que nos edifiquen. Cuando vengan pensamientos negativos, debemos recordar las promesas de Dios para nuestra vida y pensar con fe y esperanza.
 
Debemos querer cambiar para que realmente cambiemos. Para querer cambiar debemos tener un modelo a seguir, una meta: ¿Qué tipo de mente deseamos tener? ¿Cómo es la mente de Cristo?
 
Observemos el modelo que nos aconseja el apóstol Pablo en Filipenses 4:8: Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”
 
a. Lo verdadero. No hay lugar en nuestra mente para concebir mentiras, ni siquiera medias verdades. Si tú eres capaz de pensarlas, entonces de seguro las dirás tarde o temprano. Pero una mente verdadera controla la lengua para decir lo verdadero. El Espíritu te recordará que toda mentira sale a luz y las consecuencias siempre son peores cuando la otra persona se entera de que cuando uno mismo las reconoce y pide perdón.
 
b. Lo honesto. “Lo respetable”. Pensar de manera que merezca respeto. No hay lugar para pequeños engaños. Un cristiano con una mente sometida al Espíritu es transparente. Lo que se ve es lo que hay. No podemos tomar tiempo en pensar en salidas engañosas a los problemas, en alternativas o atajos que Dios no aprueba.
 
c. Lo justo. Pensar siempre en dar justicia a quien lo merece. Si tu empleador te paga por tus horas de trabajo, no puedes pensar en cómo otro puede marcar tarjeta por ti mientas estás descansando. No es justo. De hecho, es pecado. El Espíritu Santo te guiará a pensar en lo que es justo no solo para ti, sino para tu esposa, tus hijos, tus hermanos, tus amigos, tu jefe y hasta los desconocidos.
 
d. Lo puro. Lo contrario es impureza, y la Biblia lo amplía con vocablos como lujuria, lascivia, fornicación, adulterio, malas intenciones, doble sentido. Una mente pura puede pensar en el sexo dentro del matrimonio de una manera pura y santa.
 
e. Lo amable. No hay lugar para manifestaciones violentas de ningún tipo. Aun nuestras palabras deben estar controladas para responder con amabilidad, y tener actitudes de cortesía con el prójimo. El Espíritu Santo nos transforma el carácter y la conducta.
 
f. Lo que es de buen nombre. “De buena reputación”. Que nuestra manera de pensar sea atractiva. No podemos pensar en cosas que son mal vistas a los ojos de Dios y de las personas. Dios nos guiará para pensar, hablar y vivir con gracia.
 
g. Virtud. Excelencia moral. No buscar menos que la excelencia. Dios se merece lo mejor de nosotros y nuestra entrega comienza dándole a Dios nuestra mente. Piensa en todo lo que produce crecimiento espiritual, mayor fe, mejor servicio, mejor reputación.
 
h. Digno de alabanza. Que nuestra mente glorifique a Dios durante todo el día. Que nuestros pensamientos traigan alabanza sin cesar a Dios.
 
Que esta semana tu reto sea ajustar tu mente a este modelo a seguir. Evalúate cada día para ver cómo estás pensando.
 
Romanos 8:5 nos dice cuál será el resultado: “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu”.

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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