«EL CAMBIO REQUIERE TRABAJO»

2 Timoteo 2:3-6 dice “Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero.”
 
Hombres de Dios, Él nos llama a ser sus soldados. Cuando alguien se incorpora al ejército, va a pasar mucho tiempo de duro entrenamiento fuera de su casa hasta que al fin puede hacer una rápida visita al hogar. Luego otro tanto en los campos asignados. Su vida está entregada al ejército. No puede ser soldado y además un gerente de Banco. No. Debe estar definido. O es soldado o no lo es. 24/7. Totalmente comprometido.
 
No se puede ser soldado de Cristo por dos horas al día. Imposible. Son las 24 horas completas. Se vive, duerme, come, trabaja, comparte, sirve, siempre para Cristo. Es un compromiso total.
 
También somos llamados “atletas de Cristo”. El símbolo es importante porque es bien sabido que un atleta debe ser autodisciplinado. No puede comerse un buen asado argentino antes de competir en una maratón. Los entrenamientos diarios son duros, requieren de su máxima entrega, esfuerzo, sudor, constancia. Si llueve hay que seguir entrenando. Para Cristo es igual. Debemos mantener nuestra propia disciplina. El Espíritu Santo nos ayuda con el fruto de la templanza o dominio propio.
 
No podemos hacernos trampas a la hora de ser autodisciplinados. Debemos luchar legítimamente. ¡Cuántos atletas de los juegos olímpicos han sido despojados de sus medallas porque las pruebas de dopaje dieron positivo! No se puede hacer trampa. Tarde o temprano la verdad sale a luz.
 
Y por último, Pablo nos llama “labradores de Cristo”, con la idea de que antes de participar del fruto, hay que trabajar duro. No se puede cosechar sin haber sembrado antes. Tampoco se puede esperar un buen fruto si no se ha cultivado, cuidado la tierra y haberla mantenido humedad para el buen crecimiento de la planta. Comer del fruto será resultado de un trabajo previo.
 
Hombres de Dios, ya estamos en el campo. Dios nos ha dado su semilla y debemos sembrarla. El campo son los que nos rodean. Están desesperados por una Palabra viva que les transforme y que encuentren el propósito de vivir para Cristo.
 
Soldado, atleta y labrador, Cristo te ha señalado el camino. Y muy pronto los resultados se verán. Espera el tiempo de Dios y mantente unido al que te ha llamado.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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