«Amado Padre, te doy gracias porque hasta ahora tú has sido fiel y nunca me has desamparado. En este momento, me rindo a ti, porque reconozco que con mis fuerzas no puedo más. Estoy exhausto de bregar con mis fuerzas y sentirme estancado en la misma situación, ya no puedo más. Por favor, toma el control de mi vida y de esta situación de la que ya no encuentro salida. Por favor, lléname de tu sabiduría y guíame en la salida a este problema. Inúndame también de tu paz y no permitas que esta situación ahogue el gozo en mi corazón. Amén.»

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