Dice Mateo 6:33: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”

Al comenzar nuestro año, seguramente estamos trazando nuestros planes y metas. Cristo nos dio una guía extraordinaria para saber por dónde comenzar: Buscar su Reino y su justicia.

No hay duda que nuestra prioridad debe ser buscar primero a Cristo, ser lleno del Espíritu Santo, conocer más al Padre para compartir una relación de amor. Pero Su reino implica que Él gobierne absolutamente en nuestra vida. Por lo tanto, es indispensable para que podamos crecer en nuestra vida espiritual que apliquemos todo lo que hemos aprendido hasta aquí. En otras palabras, obedecer a Dios en todo. Realmente buscamos su reino cuando buscamos que Él reine, que Él gobierne todo nuestro ser. Nosotros solo somos súbditos de su reinado. Nuestro corazón debe estar totalmente rendido al Gran Rey.

Si Cristo reina en nosotros, entonces nuestras actitudes cambiarán. Seremos más proactivos, más disciplinados, emprendedores, valientes, decididos, receptivos a nuevas experiencias, dispuestos a vivir en gozo, vencedores de nuestros temores con fe, evitaremos el desaliento, planificaremos nuestra vida, seremos sensible a las necesidades, correremos riesgos, seremos organizados… En fin, todo lo que Dios nos ha estado hablando en estos últimos meses, ahora ¡vamos a ponerlo en práctica!

Después de nuestra relación personal con Dios y su transformación en nosotros, sigue nuestra familia en orden de prioridades. Cómo alimentarlos física, emocional y espiritualmente. Estar atentos a sus necesidades para suplirlas. Brindar todo nuestro amor. Estar dispuestos a servir en todo tiempo. Prestarles la atención que merecen. Trabajar por la seguridad y estabilidad del hogar. Ayudarlos a desarrollar a cada integrante su potencial para que puedan crecer y Dios cumpla sus propósitos en ellos.

Si estás sirviendo al Señor en un ministerio, ¿qué expectativas tienes? ¿Cómo Dios puede usarte más para su gloria? Dios tiene creatividad para darte. Dios quiere que seas efectivo, dando excelencia en tu servicio. Lleno del Espíritu Santo para suplir necesidades en el cuerpo de Cristo.

¿Cómo serás un mejor trabajador? Un hombre de Dios no trabaja simplemente para un jefe terrenal. Todo lo que hace, lo hace como para el Señor Jesús, sabiendo que de Él recibirá la recompensa eterna. Medita en cómo puedes mejorar en tus habilidades, cómo desarrollar tu potencial, cómo afectar a otros positivamente. Dios quiere usarte también en el ámbito laboral para su gloria.

Dios te ha llamado también para afectar a tu comunidad. El hombre de Dios no se queja por la situación política, social y económica sin hacer nada. Dios nos ha llamado a impactar a nuestra comunidad. Comencemos por la oración. Allí es donde Dios empieza a revelarnos los tiempos, las necesidades y las maneras en que nosotros podemos afectar. Dios nos ha puesto como sal y luz del mundo. Hasta los desconocidos deben ser impactados.

Escucha la exhortación del apóstol Pablo: “Mas tú, oh hombre de Dios… sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.” 1 Timoteo 6:11-12.

¡Echa mano de la vida eterna!

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

compartir por messenger
compartir por Whatsapp