“Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar”  Habacuc 3:19

Habacuc fue un profeta que atravesó un tiempo de crisis política, financiera y económica. La situación se había vuelto insostenible en Israel, pero a diferencia de aquellos que pueden enloquecer en medio de una situación así, Habacuc fue a su casa a orar, meditar y esperar en Dios. Y la respuesta llegó.

Observe cómo describe el profeta su encuentro con Dios. “Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; en la ira acuérdate de la misericordia… Su gloria cubrió los cielos, y la tierra se llenó de su alabanza. Y el resplandor fue como la luz; rayos brillantes salían de su mano, y allí estaba escondido su poder”. (Habacuc 3:2-4).

Después de ese encuentro, todo cambió para Habacuc. Así expresó lo que había en su corazón: “Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación.” (Hab. 3:17-18).

Las circunstancias no controlaron los sentimientos de Habacuc, sino la fe en la capacidad de Dios para darle una solución a cualquier situación.

Cuando los problemas que atraviesas te parezcan demasiado grandes, ve a Dios y deja que te recuerde quién está a cargo de tu vida.

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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